El populismo y sus riesgos
Francisco Huerta Montalvo (columnista)
Queda claro que en la política como en el arte, también hay horror al vacío. Los espacios que quedan huecos los llenan la demagogia y el oportunismo. Eso está sucediendo en los días que corren. En ausencia de doctrinas más o menos integrales y con alguna base objetiva, que cubran con sus desarrollos los aspectos más relevantes de su ideario político, cultural, económico y social, surgen audaces improvisaciones que tratan de aglutinar en su propuesta “todo lo que dé votos”, todo lo que conmueva al soberano por vía de las promesas nacionalistas y de mejores días, que, por lo demás, son una vieja esperanza fallida. (Que al pueblo nunca le toca, han escrito algunos cínicos lúcidos.)
El hecho cierto es que la falta de atención a las necesidades más sentidas del conglomerado ha dado lugar a un manifiesto descontento, dada la permanente pobreza de amplios sectores poblacionales, que se ha hecho patente como protesta en las calles, con fuertes sesgos vandálicos, en algunas ciudades del continente con gobiernos seudoizquierdistas (socialismo del siglo XXI) o de la más rancia derecha neoconservadora (fascismo a la criolla).
¿Por qué, pese a gobiernos de distintas tendencias, América Latina sigue siendo el continente más inequitativo del planeta? Porque cuando gobierna la “derecha plutocrática” crea riqueza pero no la redistribuye más allá de la creación de empleos mal remunerados y en cambio, cuando lo hace la denominada “izquierda socialista”, como no sabe crear riqueza pretende redistribuirla despojando de ella a quienes la produjeron, con la consiguiente agitación social en ambos casos, hecho que es aprovechado por el populismo, movimiento sociopolítico que ha sabido, a base de corrupción o alianzas con sectores delincuenciales de alto ingreso, obtener el financiamiento requerido para participar exitosamente en las campañas electorales.
Así las cosas, el panorama inmediato se vislumbra muy complejo.
Tomado de diario Expreso