Mujeres, pendientes de su inclusión en los cuadros políticos

Mujeres, pendientes de su inclusión en los cuadros políticos
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Las reformas al Código de la Democracia han sido de beneplácito para las mujeres por la inclusión de la paridad de género. Esto se evidenció este lunes 13 de enero de 2020, en la cita a la que se convocaron lideresas de la región Costa.

El preámbulo del evento fue reiterar que las mujeres ahora deben tener una efectiva participación política. El cuerpo legal establece que deberán encabezar el 50% de las listas pluripersonales, con un criterio de progresividad del 15%. Esto, según la norma, permitirá que más mujeres puedan alcanzar los cargos de representación popular y por lo tanto los espacios de toma de decisiones.

La costumbre en anteriores elecciones ha sido que a las mujeres se las candidatiza para segundos o cuartos lugares de las listas, con lo cual las posibilidades de lograr escaños se reduce.

De acuerdo con los resultados del “Estudio de investigación cualitativo sobre la violencia política que enfrentan las mujeres en el país, con énfasis en la Frontera Norte” (2019), de los 81.149 candidatos inscritos en las elecciones de marzo del 2018, el 47,9% fueron mujeres.

Se logró incrementar su participación en 5,8 puntos porcentuales, con respecto a las elecciones de 2014 (seccionales), cuando las mujeres alcanzaron una participación del 42,1%. Sin embargo, en las últimas elecciones las mujeres solo fueron el 40,5% de los/as candidatos/as principales.

Para Tania Macera, directora de la zona 2 de la Unidad Desconcentrada del Instituto de la Democracia, las reformas al código tienen dos temas claves: la paridad de género y la erradicación de la violencia política.

“En 2019 realizamos con el CNE y ONU Mujeres dos investigaciones sobre la paridad y la violencia de género, con énfasis en la frontera norte y en las provincias de Guayas, Pichincha y Morona Santiago; mientras íbamos construyendo las propuestas de reformas dimos consistencia con base en los datos de las investigaciones”.

Añadió que si bien en el Código de la Democracia existe la paridad y el principio de igualdad es parte de la Constitución, el cambio es que se pasa de la paridad vertical (un partido ubica en orden hombre-mujer-hombre-mujer) a horizontal.

“Es decir, ahora las mujeres deben tener más presencia en el encabezamiento de las listas pluripersonales y unipersonales, a base de experiencias en países como Costa Rica, Bolivia y México, esto será en sentido obligatorio”.

Para la funcionaria se debe pensar también en un cambio en los discursos políticos y sociales, ya que por un lado se dice que las mujeres son minoría en el país, pero los datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) establece que son el 50,3% de la población.

En ese sentido -añadió- ya no se debe hablar de minoría, por ello es necesario fortalecer la democracia representativa, que implica además otros actores: las poblaciones indígenas, montuvias, las diversidades en general.

Si bien actualmente se mantiene el esquema de 50% de las candidaturas, pero la apuesta es que las organizaciones políticas tengan la obligación de plantear que “las mujeres tenemos que estar en cargos de decisión”.

No obstante, Macera recalcó que esto tiene que ser progresivo, de allí que para las elecciones de 2021 se pretende que el 15% de las listas deben estar encabezadas por mujeres, el 2023 se incremente al 30% y en 2025  llegar al 50%; sin descartar el sentido de alternabilidad para el cargo de Presidente o Presidenta.

“Es una oportunidad histórica que nosotros como CNE construyamos con académicos organizaciones sociales, de mujeres y políticas, reglamentos internos para fortalecer las reformas”.

En tanto que Susana González, viceprefecta del Guayas, consideró que las reformas eran necesarias y urgentes, pues el resultado de las investigaciones daban cuenta que en la participación de mujeres había la alternancia de lista pero no tenían el rol principal.

“No queremos ni más ni menos, sino un espacio que nos permita estar en las tomas de decisiones, con igualdad de espacios de oportunidad y de representatividad”.

Según la autoridad, antes la alternabilidad estaba a discreción de las organizaciones políticas, pero ahora tienen que respetar el código, el sentir de las mujeres y que ellas dejen el miedo a la violencia al involucrarse en política.

De la misma forma se expresó Yilda Rivera, presidenta del Consorcio de Gobiernos Parroquiales Rurales del Ecuador (Conagopare).

Rivera enfatizó en la necesidad de que esas reformas vayan de la mano con capacitaciones, no solo hacia las organizaciones políticas sino también en territorio. “En las zonas rurales, por ejemplo, es importante que las organizaciones sociales se empoderen de este tema para que las mujeres se animen a participar en forma activa y decidida”. (I)

Fuente: El Telégrafo

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