¿…Estamos al garete?
León Roldós Aguilera (columnista)
La palabra “garete” se utilizó inicialmente en el léxico de navegación marítima, con el significado de que una nave al garete es la que va sin gobierno, llevada por el viento y/o la corriente; y, se extendió a circunstancias en que todo puede fracasar o ser malogrado. El coronavirus nos está colocando al garete, a nivel universal. Han saltado las previsiones y los presupuestos.
De China al mundo se trasladó la grave enfermedad -con sus secuelas de multiplicación de muertes y de miles de contagiados- y también sus consecuencias económicas.
En el caso del Ecuador, sus exportaciones se han reducido significativamente. Las flores, que no pudieron exportarse en enero del 2020, por el nuevo año chino, ni en febrero, el mes del día del amor, en los volúmenes estimados, ya perdieron la oportunidad irrecuperable de venta. En producciones perecibles -frutas y otras- se repite la situación. De otro lado, las importaciones están teniendo retrasos que significan costos y pérdidas.
Irán, Corea del Sur, Japón y otros países de Asia fueron afectados. La crisis pasó a Europa. Italia está paralizada.
Francia, España, Alemania y los otros del continente europeo han establecido severas restricciones. En Estados Unidos ya se sienten sus impactos.
Los negocios vinculados con el turismo, que activa la economía de la mayor parte de los países del mundo, a nivel universal sufren la mayor caída de décadas, inimaginable e imprevisible a mes de diciembre del 2019, y no limitada a zonas de conflicto, como sucede cuando se dan estallidos bélicos. Las empresas de aviación, las de navegación, las de hotelería, y las de negocios de sus entornos, acumulan pérdidas multimillonarias.
Las bolsas de valores, en todo el mundo, se cayeron en la jornada del lunes 9 de marzo. La mayoría de los países con moneda propia, no euros, ni dólares, sufrieron severas devaluaciones.
Países, empresas y sujetos que en tiempos de mayores ingresos y excedentes hicieron reserva de recursos, ante las circunstancias actuales, podrán manejarse con algo de control, pero aquellos que eliminaron cuentas de reservas, que gastaron con derroche y además se endeudaron, para derrochar más, podrían entrar en peligrosas crisis. Lo último lo estamos viviendo -como país- en el Ecuador, con economía dolarizada. El correato lo dejó saqueado y con Moreno no se ha recuperado.
¿Qué hacer en el Ecuador, para no estar al garete? Indispensable, coincidir con el Gobierno en soluciones que permitan una estabilización, en una visión de no sólo incrementar recursos fiscales, error usual de los gobiernos, sino para la dinamia económica. Ni permitir la quiebra de la Caja Fiscal, que arrastraría a la dolarización, ni ahogar a las empresas y a los ciudadanos.
Tomado de diario El Comercio Ec.