A la alcaldesa
Virna Cedeño (columnista)
Cynthia, se han cumplido un poco más de sus primeros 100 días como alcaldesa de la ciudad. Cien días de haber tomado la posta de una administración que ha gestionado la ciudad por cerca de tres décadas y siete elecciones consecutivas. Adeptos y adversarios reconocen que en este periodo fue transformada de una ciudad anárquica y desordenada, atiborrada de basura; mercados malolientes e insalubres; ausencia de zonas verdes; marcada en rojo en las guías turísticas como sitio a evitar por peligroso, sucio y sin ningún atractivo, a una ciudad referente de progreso nacional e internacionalmente. Tal vez lo más valioso sea la reconciliación de los habitantes con su ciudad.
Mucho queda por hacer y mejorar, pero el cambio es innegable. Ahora, Cynthia, le toca escribir un nuevo capítulo y dejar su huella como primera mujer que lidera la alcaldía en este periodo de transformación. Tiene un reto como profesional de superar lo alcanzado por las administraciones precedentes y como mujer de inyectar en esta fase el componente femenino. Confiamos en que la empatía sea la característica que prime en su gestión permitiéndole identificar las emociones y sentir de los ciudadanos, con la sabiduría y la conciliación como banderas, sin que ello se contraponga con su fortaleza.
Es tiempo de sensibilizar nuestra ciudad. Se requiere prioritariamente un plan “Guayaquil Más Amable”… con sus ciudadanos, sus visitantes, sus niños y ancianos, sus mujeres, con aquellos que requieren especial atención y cuidado; más amable con sus artistas, deportistas, ciclistas, sus peatones, más amable con su naturaleza.
Amplias avenidas y vallas, para limitar el cruce de peatones, están concebidas para descongestionar el tráfico más que para la seguridad de los marchantes que en ocasiones recorren cientos de metros para llegar a semáforos que tampoco están concebidos para ellos. Que se debe educar al peatón está claro, pero mucho más a los conductores. Se pintan incontables pasos de cebra que nadie respeta y si algún conductor osa detenerse para permitir el paso de peatones, es increpado por otros conductores ante la mirada pasiva de autoridades de tránsito. Parecen todos esperar que pase una cebra. Similar situación de ciclistas y otros deportistas, qué decir de ancianos y niños.
En sitios públicos, como ejemplo el malecón del Salado, se prohíbe el paso de perros a menos que se los cargue –factible con un chihuahua, complicado si es un labrador o san Bernardo– poco importa si se portan correas y fundas para heces. La justificación ante la protesta: son lugares público-privados que ponen sus reglas.
Es evidente que generalmente aquellos con poder de decisión no saben, o han olvidado, lo que es tomar un autobús y caminar por las calles de la ciudad sin un carro o chofer que los recoja; no acostumbran pasear por nuestros parques o espacios de recreación públicos, pero usted, Cynthia, comenzó joven y luchó para salir adelante, seguro sabe lo que es ser ciudadano de a pie, cerciórese de que aquellos que la acompañen en esta aventura lo sepan ya que solo así podrán tener una real empatía con el ciudadano común que somos la mayoría.
Cynthia, es su turno de construir un Guayaquil más amable…
Tomado de Diario El Universo