Una mujer con cáncer da a luz con con óvulos madurados en laboratorio y congelados
Médicos franceses han logrado por vez primera el nacimiento del primer bebé de una paciente con cáncer a partir de un óvulo inmaduro que maduró en el laboratorio, se congeló, a continuación se descongeló y fertilizó cinco años después, informa el portal español abc.es.
En una carta que se publica en « Annals of Oncology» describen cómo se llevó a cabo este proceso que ha permitido que una mujer 34 años, que era infértil debido a que había sido tratada con quimioterapia para un cáncer de mama hacía cinco años, pueda ser madre.
Los expertos, antes de que la paciente iniciara su tratamiento oncológico, extrajeron siete óvulos inmaduros de sus ovarios y utilizaron una técnica llamada maduración in vitro (MIV) para permitir que los óvulos se desarrollaran en el laboratorio.
Posteriormente, los ovocitos maduros se congelaron mediante vitrificación, una técnica que congela rápidamente los óvulos en nitrógeno líquido para reducir el riesgo de que se formen cristales de hielo y dañen la célula.
Hasta ahora, no ha habido embarazos exitosos en pacientes con cáncer después de que los óvulos ya hayan sometido a esta técnica y vitrificación, aunque algunos niños han nacido como resultado de MIV seguido de fertilización inmediata y transferencia al paciente sin el paso por la congelación.
Por lo tanto, los médicos programaron un procedimiento de emergencia seis días después, sin estimulación ovárica, y se recuperaron siete óvulos inmaduros antes de que comenzara el tratamiento con quimioterapia.
Estimular sus ovarios para que produjeran más óvulos corría el riesgo de que las hormonas utilizadas pudieran causar la recurrencia del cáncer de mama, por lo que, de acuerdo con sus médicos, se decidió por usar sus óvulos congelados. Muchos cánceres de mama son hormonodependientes, es decir, explica Requena, que el uso de hormonas para estimular la producción de óvulos puede tener un indeseado efecto; sin embargo, matiza, en centros como el suyo, y muchos otros, actualmente se usa una estimulación ‘modificada’ que minimiza los riesgos en las pacientes con cáncer.
Los seis óvulos, que habían sido previamente congelados a -196º, sobrevivieron al proceso de descongelación y fueron fertilizados usando ICSI (inyección de esperma intracitoplasmática); cinco fertilizaron con éxito y un embrión fue transferido al útero del paciente, que se quedó embarazada y, nueve meses después, el 6 de julio de 2019, dio a luz a un bebé sano llamado Jules.
El profesor Grynberg destaca que este trabajo muestra que la MIV funcione cuando la estimulación ovárica no es una opción válida : «Estamos encantados de que haya dado a luz con éxito un bebé sano a término». Su equipo, una vez demostrado su eficacia, va a seguir ofreciendo MIV a sus pacientes en combinación con la criopreservación de tejido ovárico cuando no se puede considerar la estimulación ovárica. «Este éxito representa un gran avance en el campo de la preservación de la fertilidad», subraya
«La preservación de la fertilidad siempre debe considerarse como parte del tratamiento para pacientes jóvenes con cáncer -añade-. La vitrificación de óvulos o embriones después de la estimulación ovárica sigue siendo la opción más establecida y eficiente. Sin embargo, para algunas pacientes, la estimulación ovárica no es una opción debido a la necesidad de un tratamiento urgente contra el cáncer o alguna otra contraindicación. En estas situaciones, congelar el tejido ovárico es una opción, pero requiere un procedimiento laparoscópico y, además, en algunas enfermedades corre el riesgo de reintroducir células malignas cuando el tejido se trasplanta de nuevo al paciente».
«La técnica nos permite congelar óvulos o embriones en situaciones urgentes o cuando sería peligroso para la paciente someterse a estimulación ovárica. Además, su uso no está asociado con un riesgo de recurrencia del cáncer», destaca.
Los investigadores son conscientes de que los óvulos madurados en el laboratorio son de menor calidad en comparación con los obtenidos después de la estimulación ovárica. Sin embargo, aseguran «nuestro éxito con Jules demuestra que esta técnica debería considerarse una opción viable para la preservación de la fertilidad femenina, idealmente combinada con la criopreservación del tejido ovárico también».
Este punto es relevante, señala Antonio Requena. «El trabajo confirma que la técnica empleada es válida para algunos casos, lo que supone que ya hay una nueva opción para que estas personas puede ser madres después del tratamiento. En cualquier caso, señala el investigador español, lo que es indiscutible es que las pacientes de un cáncer deben recibir información de sus posibilidades para conservar su fertilidad tras un tratamiento con cáncer. Afortunadamente, los oncólogos son cada vez más sensibles a este tema y informan a sus pacientes». (I)