Tuárez, falsario y perjuro

Tuárez, falsario y perjuro
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Wellington Paredes R. (columnista)

El correato como sistema de corrupción y perversión de las relaciones sociales, la ética y la política sigue mostrando signos, productos y actores de lo que creó en 10 años de destrucción de la institucionalidad y la democracia del país. Ya aparece un nuevo activista de él. Es nada menos que el cura Tuárez, actual presidente del Cpccs.

El país pide que se exorcice de los demonios que tiene al violador del octavo mandamiento: “No dirás falso testimonio ni mentirás”, pues le mintió al Ecuador, a la Iglesia y a todos los feligreses católicos. No tuvo reparo alguno en seguirse llamando sacerdote no obstante que no era capaz de cumplir el octavo de los mandatos de ese credo. Fue más allá: se mostró como falsario. 1. Dio información falsa sobre su función como supuesto rector de la Unidad Educativa San Fernando. 2. No fue director de la radio La Voz de Santuario de Baños. 3. Tampoco párroco de la parroquia Santo Domingo de Guzmán de Guayaquil. 4. Ni director de recursos humanos del convento San Esteban de Salamanca, en España y 5. Mintió, pues usó el hábito en la campaña electoral.

Ahí no termina el itinerario corrupto del falsario. Su currículo de candidato tiene engaños. El Observatorio Ciudadano con documentos probó que había mentido. Esto lo hace un contumaz falsario y perjuro, que atentó contra la fe pública. Además, es poseedor de bienes y capital financiero de dudoso origen. Con descaro dice ser “víctima de linchamiento mediático”. Y muestra su activismo militante gritando la consigna de los robolucionarios del correato. Con desvergüenza dijo: “¡Vamos a exorcizar al país de sus males y a limpiar su alma!”. Pero quien tiene el alma sucia es él. Razón tiene el sacerdote Antonio Cabrejas, que dice: “El padre José Carlos ha vendido el alma al diablo” y al sistema corrupto del correato. Por eso y por los valores del catolicismo, cuanto por recuperar la decencia pública, él y sus amigos deben ser exorcizados pues portan los demonios de la corrupción. Como católico pido que no se le otorguen las dispensas (salida normal del sacerdocio) sino su expulsión de la orden de los dominicos cuanto del Cpccs. Eso espera el país que se haga con prontitud por la moral y la ética pública.

Tomado de Diario Expreso

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