Sin Conciencia
Walter Spurrier Baquerizo (columnista)
Investigando las transacciones en dos hospitales del IESS en Guayaquil, la Comisión Anticorrupción encontró un escandaloso sobreprecio del ciento por ciento en la compra de fármacos. Al menos en una compra se pagó el mil por ciento.
Era ampliamente conocida esta práctica del IESS, porque entre los perjudicados están los laboratorios farmacéuticos. Según la versión que tenemos, el IESS exige que los ofertantes ofrezcan la lista completa de los productos que demandan, y ningún laboratorio puede hacerlo: cada uno solo produce o importa un número limitado. Les frustra e indigna ver cómo el IESS les compra a intermediarios los mismos medicamentos que ellos ofrecen, pero al doble del precio.
¡Y qué intermediarios! Porque en el mercado de medicamentos, hay los distribuidores que compran a los laboratorios y venden a las boticas, con un muy pequeño margen, ya que el negocio está en el volumen. No se recurre a estas empresas serias.
El sobreprecio es tan insólitamente alto que cabe investigar si se trata únicamente de un negocio entre proveedor y funcionario que autoriza la compra o si hay detrás una colusión público-privada. Y si se trata de una práctica difundida en la mayor parte de los hospitales del IESS.
Que la Comisión Anticorrupción siga con su buena labor. Que destape la corrupción que no detectan los organismos del Estado.
Es corrupción y algo peor: falta de conciencia, de solidaridad. Si las medicinas se compran al doble de lo que cuestan, la simple aritmética nos dice que se compra la mitad de lo que se podría, con la misma inversión. La noticia del día siguiente al de la denuncia es que a los afiliados al IESS se les dice que no hay medicinas, que compren en boticas. No hay, porque alguien se roba la plata con que debía comprárselas.
Del sueldo que pagan los patronos y que ganan los empleados, la quinta parte va al IESS. El afiliado tiene derecho a un servicio que le cuesta. ¿Cómo pueden dormir los que se roban la mitad del presupuesto de medicinas, sabiendo que su codicia hace sufrir a miles de pacientes, muchos de los cuales fallecen?
Este sistema de compras amañadas no se limita al IESS. ¿No sucede lo mismo en Petroecuador? Hace algunos años (no este Gobierno), comerciantes de equipos y herramientas me indicaron que les era imposible venderle a Petroecuador, pero que intermediarios les compraban a ellos los equipos y los vendían a un precio muchísimo mayor.
No solo es sobreprecio. La prensa también ha reportado compras exageradas de algún medicamento, más allá de lo que se requiere, y que parte de la existencia expira antes de consumirse. De equipos que se compraron y nunca se pusieron en funcionamiento. En ambos casos, la conclusión es que las compras se hicieron por las coimas.
Tantos años que se sabe todo esto, y nada cambia. Hay que buscar mecanismos y reglas sencillos para las compras del Estado. ¿Cómo hace Singapur, que solía ser una ciudad-estado muy corrupta, y hoy se distingue por su transparencia?
En un sistema corrompido esta la médula, ¿Quién está dispuesto a erradicar la corrupción?
Tomado de Diario El Universo