México busca a sus 61.000 desaparecidos
«Yo sé que aquí va a estar mi hijo. Le pido a Dios que nos ilumine a cada uno de los que estamos para encontrarlo». Edna Ruth Quiles Hernández tiene 42 años y vive en Ensenada, en Baja California, al sur de Tijuana. A la mujer cuesta arrancarle una sonrisa desde el 22 de septiembre del 2019. Aquel día, su hijo Jordan Giovanni Quiles Hernández, de 27 años, salió a trabajar y nunca regresó. Desde entonces, lo busca.
«He estado publicando el nombre de mi hijo con mi número de celular y parece que dios le tocó el corazón y me dieron la ubicación de donde posiblemente esté mi hijo. Aquí estamos con toda la fe», explicaba un día de principios de diciembre durante una jornada de búsqueda en Ensenada. Acompañada por una decena de familiares de desaparecidos, dos dotaciones de la Policía estatal y un camión de la Marina, la mujer ha puesto toda la esperanza en un mensaje anónimo recibido en su móvil. Según este mensaje, el cuerpo de su hijo estaría enterrado, junto a otras víctimas, en un paraje en las afueras del municipio.
La imagen es desoladora. Armadas con palas, un pequeño grupo de mujeres y hombres que buscan a sus hijos, a sus maridos, a sus esposas y a sus hermanos, peinan las faldas de un pequeño monte. No hay guía, solo la fe en el mensaje anónimo recibido por la señora Quiles Hernández.
Entre quienes buscan se encuentra Luis Guillermo Díaz, un hombre al que la tragedia le golpeó dos veces consecutivas. En el 2017 desapareció su hija. Un año después su hijo, que estaba buscando a su hermana. Le queda otro vástago y un dolor tremendo, que compensa presentándose como un tipo veterano en las lides de la búsqueda. La jornada no está teniendo éxito, pero todos se conjuran para seguir buscando. Al mismo tiempo, en Tijuana, otro grupo de familiares irrumpe en una propiedad que anteriormente se utilizaba para vender drogas. Una llamada, también anónima, alertó de que había varios cuerpos enterrados. Esta vez hubo suerte y una madre recibió los restos del joven al que estaba buscando.
La búsqueda es una triste rutina para los familiares de las 61.637 personas desaparecidas en México. Hasta ahora, las autoridades del país consideraban que unas 40.000 personas faltaban en sus hogares. Sin embargo, los nuevos cálculos elaborados por el Gobierno han disparado la cifra. Y eso que todavía es parcial. Faltan 12 fiscalías por aportar sus datos, por lo que el número todavía será mayor.
Guerra contra el narcotráfico
El cálculo de desaparecidos se realiza desde el período conocido como guerra sucia, que tuvo lugar a finales de los años 60, y que se caracterizó por una dura represión contra movimientos izquierdistas. Sin embargo, la mayor parte de los desaparecidos, el 97%, se registran desde el 2006, cuando el entonces presidente, Felipe Calderón, inició la conocida como «guerra contra el narcotráfico». Desde entonces, al menos 300.000 personas han muerto y miles siguen desaparecidas en un México en el que la violencia está desatada. El pasado año, con más de 30.000 asesinados, fue el más violento desde que se tienen registros.
«Uno siempre tiene la esperanza de encontrar, aunque sean los restos»
«Uno siempre tiene la esperanza de encontrar, aunque sean los restos», dice Ortiz. Casos como el de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, en el 2014, pusieron en la agenda el drama de los desaparecidos. Por el momento, los familiares se quejan de que solo han recibido buenas palabras, pero pocos medios. A pesar de todo, personas como Quiles Hernández, o como Ortiz, siguen buscando con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, vivos o muertos.
Fuente: Agencias internacionales