'Me pidieron dejar el departamento por ser personal de salud', relata médico ecuatoriano que trata covid-19
Francisco Mora coordina el área de Vigilancia Epidemiológica del Hospital del IESS Quito Sur. Todos los días chequea a pacientes contagiados con covid-19. Hasta antes de la emergencia sanitaria, el oriundo de Loja vivía junto a sus abuelos, quienes son parte del grupo de riesgo por su avanzada edad. “Soy un foco de contagio. No podía hacerles eso, por lo que tuve que irme”.
El epidemiólogo buscó un departamento. Lo encontró, pero enfrentó un hecho que le sorprendió: “me pidieron salir de ahí por ser personal de salud”, relata tranquilo. No hay nada de rencor en sus palabras e incluso repite que “es comprensible, ya que la gente tiene miedo”.
En el segundo espacio, el dueño le telefoneó para explicarle que teme por su familia. Mora simplemente aceptó. Lo bueno -dice entre risas- es que le devolvieron el dinero abonado.
El hospital en donde labora es centinela, para casos de covid-19. Cuenta con 192 camas dentro y 180 fuera del establecimiento de salud, para tratar esos casos.
Mora, con 29 años, es el coordinador de Vigilancia Epidemiológica. Y entre otras funciones, se encarga de revisar a las personas que llegan con síntomas respiratorios y que después son diagnosticados con la nueva cepa de coronavirus.
Hasta ayer lunes 27 de abril del 2020 se ha atendido a 3 104 pacientes con males respiratorios. De esta cifra, 456 corresponden a sospechosos de covid-19. Ellos fueron tamizados con el sistema de tomografía aérea computarizada, que ayuda en el diagnóstico. Luego de este se obtuvo que 308 personas dieron positivo y 111 negativo.
Esta cercanía con los pacientes ha implicado que haga grandes cambios en su vida. Ahora el médico vive entre un hotel y el hospital. La mayoría de días se queda en este último, al que considera su hogar. “Me autoimpuse más turnos para seguir de cerca la dinámica de la pandemia”.
No es el único que ha cambiado su casa por un hotel u hospital. Varios de sus compañeros han hecho lo mismo. Unos se unieron y viven juntos para evitar contagios de sus familias, relata.
Los primeros días de la pandemia, reconoce, se vivieron situaciones complejas. Al principio no tenían comida en las noches. “Debido al toque de queda nos quedábamos sin cenar”. Eso cambió totalmente, ya que algunas empresas les suministran productos alimenticios. “De los 47 días que llevamos acá, creo que 35 hemos comido pizza. Tenemos alimentos para seguir con nuestro trabajo”.
Él también destaca la coordinación entre instituciones que se ha fortalecido durante la emergencia sanitaria. Ellos, por ejemplo, lograron aumentar su capacidad por la instalación de carpas hospitalarias. Si bien es cierto, en estas no se pueden atender a pacientes graves son una ayuda para quienes requieren hospitalización pero no medicación intravenosa ni oxigenoterapia.
“Las Fuerzas Armadas nos dieron el apoyo y se volvió en un trabajo conjunto”, expresa con satisfacción.
Tras cerca de dos meses del anuncio del primer caso en Ecuador, Francisco Mora afirma que mantiene la calma ante la evolución de este virus. En este hospital del sur de Quito aún no se registran contagios entre el personal médico. Eso es positivo, ya que se manejan protocolos estrictos de bioseguridad. “Saben que es peligroso por su fácil transmisión. Esa es la realidad de la profesión», concluye.
Fuente: El Comercio Ec.