¿Las democracias se suicidan?

¿Las democracias se suicidan?
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Por: Ramiro Rivera Molina

“Con sólo un deseo, el país no se encuentra con asambleístas transparentes y patriotas, desprendidos, altruistas”. Cuando Guillermo Lasso dice: “debo gobernar sin considerar que existe la Asamblea Nacional”, daba a entender que presentar iniciativas de ley en una Asamblea mayoritariamente adversa, donde muchos piensan en extorsionar y chantajear, es perder el tiempo. Un gobernante demócrata no está pensando en abolir la representación parlamentaria, pues ahí están presentes las diferentes fracciones de la voluntad ciudadana. Sólo los modelos autocráticos prescinden de la pluralidad. Pero en democracia es necesario transitar del anatema al dialogo. No hay democracia que no sea pactada. Dialogar en la búsqueda de acuerdos es lo racional. Sin olvidar la ética de los fines de la que hablaba Max Weber.

Pero no es cuestión de un romántico por si acaso, un quizá o tal vez. Los chantajistas, extorsionadores, ladrones y corruptos, calificados así por el Presidente hace poco, no cambian de una semana a la siguiente. Con sólo un deseo, el país no se encuentra con asambleístas transparentes y patriotas, desprendidos, altruistas y virtuosos, cuya única motivación sea el interés público y el bien común. ¡No es así! La gente no cambia de la noche a la mañana

¿Entenderse? ¿Con quién y para qué?, ¿alguien cree posible que en la Asamblea surja una mayoría para proteger la democracia y su estabilidad?, ¿apoyar incentivos a la inversión y la generación de empleo?, ¿enfrentar al crimen organizado y fortalecer la fuerza pública?, ¿impulsar una reforma política para la gobernabilidad? Ni en sueños. Unos seguirán pensando en prebendas y gratificaciones. Unes, en acuerdos de complicidad e impunidad. En la Asamblea, la irracionalidad es inconmovible.

John Adams, segundo presidente de los EE.UU. dijo: «Recuerden, la democracia no dura mucho. Pronto se gasta, se agota y se asesina a sí misma. No ha existido una democracia que no cometiera suicidio». Si no se defiende la democracia, esta será empujada a su propia destrucción.

Tomado de diario El Comercio

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