La temporada lluviosa provoca la caída de entre 120 y 150 árboles cada año en todo Guayaquil
Los fuertes vientos y las constantes lluvias en la ciudad durante la temporada invernal provocan anualmente el desprendimiento de ramas de árboles o el derribo en su totalidad.
En Guayaquil, según los registros de la Dirección de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes, en la época lluviosa pueden llegar a caer entre 120 y 150 árboles en promedio. En 2022, el promedio de árboles caídos por mes ha llegado a 35 aproximadamente.PUBLICIDAD
De estas cifras, en su mayoría corresponden a árboles adultos y a las especies neem y acacias. Muchos de estos han generado afectaciones en viviendas, destrucción de cables de energía y obstaculización del paso en arterias viales.
En marzo, en el kilómetro 16 de la vía a la costa varios árboles se desplomaron sobre la calzada e impidieron temporalmente el paso vehicular. Asimismo, en enero de este año, un samán de gran altura y grosor del parque de la Armada, en el sur de Guayaquil, cayó sobre cuatro vehículos que se encontraban estacionados en el sitio. En ese entonces se indicó que hubo una saturación de agua en sus raíces lo que socavó sus bases.
Otras causas frecuentes originadas por el embate del mismo invierno señala María Fernanda Rumbea, directora de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes, son el peso del agua que se genera sobre la estructura del árbol, así como el fuerte viento que acompaña las lluvias, que ocasionan la precipitación prematura del árbol.
Las afectaciones ante plagas y enfermedades son otro de los factores. El cambio climático altera los meses en que se dan las temporadas de floración, fructificación, cambio de follaje, lignificación; lo que debilita el sistema inmunológico de la plantación y vuelve vulnerable tanto a árboles maduros como jóvenes.
Y, dentro de las causas comunes, también están las afectaciones por el pudrimiento de raíces ante los líquidos que emanan de las fundas de basura que dejan junto a los árboles y las podas antitécnicas e intenciones de talas, realizadas por los moradores de viviendas aledañas, que no quieren los árboles cerca de sus casas.
Las especies de árboles que han sufrido más afectaciones son samanes, acacias (roja, amarilla y lila) leucaena, árbol cebra, guayacán amarillo, ficus, palo prieto, neem y almendro.
El derrumbe de estos ejemplares se ha concentrado en un 80 % en zonas como Alborada, Sauces, Samanes, Guayacanes, La Garzota y en urbanizaciones a lo largo de la avenida Francisco de Orellana. Mientras tanto, el 20 % restante corresponde a alertas en la vía a la costa y el sur y suroeste de la ciudad.
Las acciones de prevención que se ejecutan
Se realizan trabajos preinvernales que consisten en poda, fumigación de plagas y fertilizaciones y evaluaciones de riesgo individualizadas, atendiendo los requerimientos ciudadanos.
De la misma manera, conforme el censo de arbolado urbano de la ciudad de Guayaquil, se identificaron 160 especies que han cumplido su ciclo de vida, las cuales se encuentran en su mayoría en el norte de Guayaquil, las que están siendo retiradas de forma progresiva y programada, y a su vez serán reemplazadas con nuevas especies nativas.
En ese sentido, la docente investigadora de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), Natalia Molina, explicó que se debe analizar de forma técnica el reemplazo de los árboles centenarios. “Está correcto cambiarlos, pero deben tener las condiciones adecuadas para que 20 años más adelante esos árboles nuevos no generen los problemas que existen actualmente como el levantamiento de parterres o de vías”.
Otro elemento a considerar, dijo Molina, es que hace falta una comunicación directa con la comunidad. “Por la desesperación de complacer a la gente no prima el criterio técnico. Se hacen fumigaciones en temporadas que no se debería o no se poda de forma adecuada”.
La catedrática recomendó levantar un plan de poda en la época seca y que se inicie en agosto con los árboles más grandes. Asimismo, que este plan sea coordinado y difundido con la Empresa Eléctrica para que la entidad se ajuste a lo técnico y no se realicen podas antitécnicas que pongan en riesgo a los habitantes de una zona en particular.
Julián Pérez, director ejecutivo de la Fundación Japu, concordó con Molina y reiteró que debe de existir un equilibrio entre la necesidad urgente de la comunidad y lo que realmente se requiere en el espacio verde de la ciudad. “Debe de existir un plan ordenado de acciones que involucren a la academia para que se dé soporte en lo técnico. Se requiere un esfuerzo adicional a lo que ya se hace actualmente”.
Sin embargo, el Municipio señala que no se puede prever el lugar específico dónde caerán los siguientes árboles, ya que el número de emergencias varía según la intensidad y duración de las precipitaciones y los milímetros de agua en cada una de estas.
Actualmente, hay seis cuadrillas para atención permanente de emergencias. Además se mantiene la coordinación con el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil para complementar y ampliar la atención de casos de desplome de plantaciones. (I)
Fuente: El Universo