La alcaldesa tiene la palabra
Jorge Alvear Macías (columnista)
Esta semana me escribió don Arcadio Arosemena, por mi columna del pasado viernes 3 de enero y la necesidad de arborizar más la ciudad, en la que mencioné que nuestra alcaldesa acometería una labor similar a la de la Alcaldía quiteña. Como la opinión del indicado lector trae una importante preocupación, transcribo con su autorización algunos párrafos de la atenta comunicación:
“… Estimado Jorge: …he meditado antes de escribirle y me decidí a hacerlo porque creo que usted está muy optimista respecto a la actual administración municipal de Guayaquil… el ejemplo que pone de Quito es válido y ojalá se pudieran hacer así las cosas en Guayaquil, pero no es así.
“En Quito 300 voluntarios sembraron 1000 árboles de especies nativas y transformaron un botadero de basura y escombros en un área verde que en el futuro será un atractivo de la ciudad. Esto con la anuencia del alcalde (Yunda) que enseguida apoyó al grupo y además se sumó la empresa privada. Bien por Quito. La meta del Municipio de Quito es plantar un millón de árboles.
“… En el suplemento ‘Más Guayaquil’ del mes de diciembre que reparte el Municipio… resaltan que ‘la Alcaldía se propone plantar en el cerro Paraíso unas 31 250 especies nativas durante el 2020’, para lo cual han contemplado destinar $2 millones en el presupuesto municipal… esto equivale a $64 por árbol, es decir que para replicar la iniciativa quiteña, nuestro Municipio necesitaría $64 millones. Esta es una de las razones de por qué yo no tengo el optimismo suyo.
“Otra más es el desinterés del Municipio de ayudar a la reconstrucción y modernización del Jardín Botánico de Guayaquil, que tiene 30 años de funcionamiento… la más antigua institución conservacionista del Ecuador continental… El año pasado, los presidentes de la Asociación Ecuatoriana de Orquideología y de la Fundación Jardín Botánico de Guayaquil, instituciones sin fines de lucro, decidieron solicitar a la alcaldesa el apoyo económico para solventar la situación del Jardín Botánico, que podría darse en propiedad al Municipio porteño, para reconstruirlo y modernizarlo, sin haber recibido ninguna respuesta a su petición ni haberle dado paso a una cita con ella que fue oportunamente solicitada.
“Cuando hemos iniciado los festejos del bicentenario de la independencia, el Jardín Botánico de Guayaquil está en peligro de cerrar sus instalaciones.
“… Ojalá yo esté equivocado, Dios quiera que usted tenga la razón y que lo que intuye sea realidad: ‘que el trabajo de nuestra alcaldesa en la tarea de arborizar más la ciudad tendrá excelentes resultados y que cuente con el soporte de empresas con alto espíritu cívico en la ejecución de la idea’”.
Durante los diez años o más que escribo en EL UNIVERSO no he esquivado el pesimismo o el optimismo que me generaron los temas escogidos en su momento y por ello he recibido conformidades y divergencias del lector sobre esos sentimientos. Casi siempre con los fundamentos para sus respetables puntos de vista. No obstante, he tenido y tengo presente que un poco de pesimismo ayuda a evitar peligros y que el optimismo no implica ver todas las cosas con color de rosa.
La señora alcaldesa tiene la palabra. (O)
Tomado de diario El Universo