El país resignado

El país resignado
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Lolo Echeverría Echeverría (columnista)

Probablemente la resignación caracteriza a la mayor parte de ecuatorianos y se cumple lo que decía de los pueblos latinoamericanos el pensador mexicano Octavio Paz: “Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados”. La resignación no es una virtud democrática, es apenas la capacidad de aceptar las adversidades; la democracia exige participar en la solución de los problemas.

La persistencia en un esquema económico pernicioso que no puede resolver los problemas de desempleo, inseguridad y decrecimiento, ofrece condiciones para que los aventureros políticos busquen el acceso al poder por vías violentas y para que los populistas corruptos busquen, con el retorno al poder, la solución a sus problemas judiciales. En ambos casos nos pueden llevar a desgracias como las de Cuba, Venezuela o Haití.

El problema principal del país está en un gasto público por encima de nuestras posibilidades reales, déficit fiscal que nos ha conducido al bucle impuestos, gasto corriente, deuda, impuestos. No es fácil salir de este círculo porque la reducción del gasto podría empeorar el incremento del desempleo, reducción de las ventas y grandes males sociales.

Grupos de empresarios y líderes gremiales han sugerido al gobierno el incremento de la producción petrolera como el mejor camino. El Estado no tiene los recursos, pero se puede apelar a dineros privados de grandes empresas e inversionistas con la monetización de activos. Los argumentos son muy claros y, aunque hay riesgos, es posible evitar los errores replicando experiencias de otros países.

Ecuador Tiene reservas petroleras para 44 años de producción a los ritmos actuales. El mercado irá declinando por el incremento de fuentes alternativas de energías más limpias a costos competitivos. Países como Venezuela que tienen petróleo para 500 años de producción, probablemente se quedarán con esos recursos bajo tierra. Las energías alternativas crecen exponencialmente. La energía solar ha crecido un 40% con una producción diaria de 70.000 paneles solares en el mundo. La producción de vehículos eléctricos desplazará a los de combustión. Solo China produce más de un millón de autos eléctricos por año.

El proyecto de eliminar el subsidio a los combustibles terminó mal y difícilmente podrá el gobierno volver con otra fórmula. La monetización petrolera tampoco está exenta de peligros. Si los recursos contribuyen al dispendio, significaría que la generación actual se gasta los recursos de las generaciones venideras. Si el gobierno adopta las sugerencias de los empresarios, deberá establecer mecanismos de control para evitar este peligro.

Habrá sectores que rechacen la idea calificándola de privatización, pero si se explica el proyecto y se debate con seriedad, el país puede encontrar una salida sin caer en las soluciones falsas de los demagogos.

Tomado de diario El Comercio Ec.

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