Eficiencia, presidente

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Por: León Roldós

En la primera vuelta de los procesos electorales en que intervino Guillermo Lasso, 2013, 2017 y 2021, quedó segundo, entre varios candidatos. La motivación principal de los votos estuvo en su imagen de ser ejecutivo eficiente.

En los comicios del 2017 y 2021, en segunda vuelta, a ese voto se sumó el que era en contra de quien después de la primera vuelta era el otro candidato, por sí mismo y por su alineamiento con el expresidente Correa, en ambos procesos. Esto no lo debe olvidar el presidente Lasso y cuando está por cumplirse diez meses de su posesión, 24 de mayo de 2021, debe evidenciar que sus acciones de gobierno respondan a esa condición.

Sin duda, la vacunación y otras acciones contra la pandemia de COVID-19 son las de mayor reconocimiento y gratitud ciudadana.

Cuando algo debe superarse o realizarse, no satisface que el gobernante se esfuerce en explicar el “porqué no” se lo alcanza, sino que este debe forjar una salida. Soluciones. En el caso del escalafón y elevación de sueldo de los maestros, por ejemplo, el Ejecutivo plantea una gradualidad. Debe concretarla con cifras y financiamiento.

En las relaciones internacionales, en su gobierno se han dado pasos importantes con pragmatismo, por sobre las ideologías y en la línea de multilateralismo, para acuerdos comerciales e inversiones. La agresión criminal de Rusia a Ucrania afecta a expectativas en que se estaba trabajando y a fuentes de recursos que se esperaban. Habrá una realidad pos invasión y debe pensarse en escenarios en que deba trabajarse.

Será imposible que no haya confrontación política, pero sí invoco que se eluda el solo discurso descalificador, porque no siempre se debe encasillar a los contradictores.

La experiencia de compartir con contradictores la viví en el gobierno municipal de Assad Bucaram –fui secretario municipal, 1969–1970, en su segunda Alcaldía– y en el Rectorado de la Universidad de Guayaquil, noviembre de 1994 – julio del 2004, con la administración municipal de Febres-Cordero –iniciada el año 1992– y la de Jaime Nebot –iniciada el año 2000–, que fueron eficientes en las interrelaciones institucionales y en sus resultados.

Con Febres-Cordero tuve múltiples confrontaciones antes de 1994. Cuestioné a su gobierno con el libro El abuso del poder, sobre las leyes económicas de 1985, que recibió el Premio de la Municipalidad de Quito al mejor libro del año, entregado en sesión del 6 de diciembre, por la fundación de la ciudad, presidida por el propio Febres-Cordero.

En diciembre de 1994, entonces él alcalde y yo rector, llegamos a un plan de realizaciones –equipamiento tecnológico e informático, de transporte, edificaciones, hospital universitario, terreno, construcción y equipamiento, restauración de la Casona y otras– que se continuaron con Jaime Nebot. Total eficiencia. Desde el 2002, sus agravios se desbordaron.

Las próximas eficiencias que se aspira del presidente Lasso estarán en soluciones de mayor seguridad pública, en sus diferentes escenarios, en las prestaciones oportunas de la seguridad social, en la reactivación de la economía y en la generación de puestos estables de trabajo. (O)

Tomado de diario El Universo

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