Coronavirus: respiración extracorpórea, la extraordinaria tecnología que ayuda a salvar vidas en la epidemia de COVID-19
Suena como un tratamiento salido de la ciencia ficción: una máquina que extrae la sangre y la oxigena antes de devolverla al cuerpo cuando fallan los pulmones o el corazón.
Pero la oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO, por sus siglas en inglés) es una herramienta de la medicina moderna que cada vez se está empleando más por causa de la pandemia de COVID-19.
«Es una opción de último recurso», le aclara a BBC Mundo Jordi Riera, médico adjunto de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Vall d´Hebron de Barcelona.
«Pero sin duda esta terapia se va a aplicar con más frecuencia en pacientes con neumonía con covid-19 que en otras situaciones», agrega el también director del programa ECMO del hospital barcelonés.
El Vall d´Hebron obligó al mundo a tomar nota de las sorprendentes posibilidades del procedimiento en diciembre del año pasado, al utilizarlo para la resucitación de una mujer a la que el corazón le dejó de latir por más de seis horas.
A la fecha 1o pacientes con COVID-19 ya se habían beneficiado de la respiración extracorpórea en el centro de salud.
Y al momento de publicación de este artículo el registro de la Organización para el Soporte Vital Extracorpóreo (ELSO, por sus siglas en inglés) ya contabilizaba 160 casos de ECMO en pacientes con COVID-19 a nivel mundial.
La cifra real, sin embargo, es claramente mayor: el registro ha incorporado poco más del 10% de los 357 casos contabilizados por su capítulo europeo, EuroElso, al 4 de abril, y solamente 11 casos de Asia, aunque fue en China donde se empezó a aplicar a pacientes infectados con el coronavirus.
«La COVID-19 puede causar dificultad respiratoria en algunos pacientes y la ECMO ha demostrado ser una opción efectiva para apoyar a ciertos pacientes con dificultad respiratoria grave», reconoce sin embargo en la página web de ELSO su presidente, el doctor Mark Ogino.
Y la organización, que cuenta con al menos 55 afiliados en América Latina, está haciendo todo lo posible por agilizar el intercambio de información entre sus miembros para hacer frente a la pandemia del coronavirus.
Aunque como explica el presidente de su capítulo latinoamericano, el doctor Leonardo Salazar, en la región la respiración extracorpórea parece llamada a jugar un rol bastante limitado.
«La disponibilidad de atención de pacientes en ECMO depende no solamente de cuántas máquinas hay, sino también de cuántas personas estén entrenadas para atender pacientes con esta tecnología. Y en América Latina ciertamente hay un problema de acceso«, le dice a BBC Mundo.
Pero ¿cuál es exactamente la capacidad en el caso latinoamericano? ¿Y cómo funciona exactamente la respiración extracorpórea?
Sangre oxigenada
La ECMO utiliza una máquina equipada con una bomba centrífuga, que se encarga de mover la sangre, y un oxigenador que utiliza una membrana de polimetilpenteno «para separar la sangre del gas, en este caso del oxígeno», explica el Riera.
«Y lo que hace es incorporar oxígeno y lavar CO2, retirar dióxido de carbono», resume el especialista del hospital Vall d´Hebron.
Para ello el aparato se conecta al individuo a través de dos cánulas: una que se utiliza para extraer la sangre y otra para introducirla de nuevo en el sistema circulatorio después de su paso por el oxigenador.
Y dependiendo de dónde esté conectada esta segunda cánula se puede proporcionar ya sea asistencia respiratoria -si está conectada a una vena- o incluso asistencia cardiorrespiratoria, si se la inserta en una arteria.
El procedimiento, que empezó utilizándose sobre todo en niños y neonatos, es de hecho un favorito de los cirujanos del corazón.
«Pero en la pandemia de covid la empleamos cuando el pulmón no funciona. Es un contexto muy particular, muy claro, que es neumonía covid: el paciente no oxigena y le aplicamos la máquina», explica Riera.
Aunque el intensivista también aclara que no es un tratamiento que se deba emplear a la desesperada.
«Es una asistencia compleja, invasiva y asociada a complicaciones que pueden ser importantes», le dice a BBC Mundo.
«Pero ojo, estamos teniendo en la UCI muchos pacientes con rango de edad entre 40 a 60 años, y los de ese rango de edad son pacientes que se pueden beneficiar mucho de la aplicación de esta terapia», destaca.
Acceso limitado
El doctor Riera, sin embargo, también reconoce que por la complejidad de la ECMO, las capacidades para aplicarla adecuadamente están limitadas a unos cuantos centros de excelencia, incluso en España.
«Si la pregunta es cuantas maquinas hay la respuesta es muchas, aunque ahora en esta situación de pandemia se hacen pocas», dice.
«Pero si la pregunta es cuantos centros tienen la capacidad de dar soporte adecuado por formación del equipo, el ratio enfermería paciente, etc,, se cuentan con los dedos de las manos», contrasta.
Y en lo mismo insiste Salazar, quien destaca que en América Latina la disponibilidad es mucho menor todavía.
«Hicimos un censo de la disponibilidad de atención de pacientes en ECMO considerando no sólo las máquinas sino la existencia de personal debidamente capacitado», explica el presidente de ELSO-LATAM.
«Y un valor aproximado -porque no fue posible obtener respuesta de todos los centros- es que en América Latina, en estos momentos, pueden ser tratados de forma segura de 160 a 170 pacientes de ECMO«, le dice a BBC Mundo.
En manos privadas
Para contrastar, el también director del programa ECMO de la Fundación Cardiovascular de Colombia destaca que «Francia, que tiene aproximadamente una décima parte de la población de América Latina, tiene más del doble de capacidad de ECMO».
Pero, además, la cifra proporcionada por el especialista colombiano incluye capacidades instaladas en hospitales infantiles o centros especializados en problemas de corazón, como el suyo, no necesariamente a mano para el tratamiento de casos graves de COVID-19.
De hecho, en América Latina hay en total 55 centros adscritos a la ELSO, 20 de los cuales están en Brasil y 14 en México, con el resto repartiéndose en Chile (6), Colombia (6), Argentina (4), Perú (3), Uruguay (1) y Costa Rica (1).
Pero según el registro de esa misma organización, solamente ocho han reportado aplicación de ECMO pulmonar en los últimos cinco años.
Y para dimensionar el posible rol de la respiración extracorpórea en la respuesta a la epidemia de COVID-19, también debe considerarse el hecho de que en América Latina ésta capacidad está concentrada fundamentalmente en el sector privado.
«No hay prácticamente disponibilidad de ECMO en centros públicos, aunque eso varía un poco dependiendo del país. Pero la mayoría está en centros privados en América Latina», reconoce el Dr. Salazar.
«O sea que el frente de batalla de los pacientes con COVID-19 no es el ECMO, sino la disponibilidad de cuidado intensivo y ventilación mecánica», destaca.
Como explica el Riera, sin embargo, «con los respiradores puede llegar un momento en el que, a pesar de que lo hagas todo, no llega, no es suficiente».
Y, es esos casos, la respiración extracorpórea puede ser la última esperanza. Aunque sea una esperanza disponible para pocos, tan lejana en la práctica como si siguiera perteneciendo a la ciencia ficción. (I)
Fuente: BBC Mundo